En una soleada tarde de junio, tuvimos algo que aportó algo gracioso a nuestra vida cotidiana, pues las ovejas escaparon de su pastizal debido a una avería en la valla. Tuvimos que perseguirlas hasta que volvieron al prado. Estábamos demasiado ocupadas para tomar fotos o hacer videos, pero probablemente nos veíamos graciosas tratando de acorralarlas. Un cordero se separó de los otros y tuvimos algunas dificultades para llevarlo al prado. En un momento dado Eluiza llamó al pastor mientras yo persuadía al cordero para que volviera al redil. Estaba asustado y desorientado, mientras su madre, al otro lado de la valla, seguía balando para atraerlo, aunque ella, obviamente, no sabía qué hacer por él. Finalmente, el pequeño encontró un lugar en la valla lo suficientemente bajo como para saltarlo. Unos días más tarde el pastor se llevó a las cuatro ovejas (2 ovejas y 2 corderos) a su granja. Esperamos su regreso en mayo próximo.